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Volver de vacaciones: qué hacer antes, durante y después del viaje para minimizar los efectos del jet lag
El jet lag es un desajuste del reloj biológico debido a viajes entre zonas horarias y algunos de sus síntomas son fatiga, insomnio, desorientación.
El Comercio/GDA
Conocido también como síndrome de los husos horarios, descomposición horaria o disritmia circadiana, el jet lag es lo que ocurre cuando realizamos un viaje en avión que toma muchas horas y que implica un cambio de las franjas horarias.
Cuando viajamos y cambiamos de huso horario nuestro organismo debe readaptarse a esos nuevos horarios y así aparece el jet lag, que causa síntomas como por ejemplo insomnio, cansancio extremo, dificultad para mantenerse alerta, cambios en el humor, cansancio durante el día, problemas estomacales, dolor de cabeza, entre otros.
Estos síntomas pueden durar incluso varios días. Pero para que en esta vuelta de las vacaciones de invierno puedas sobrellevar la situación en caso de que vuelvas de viaje, te dejamos algunos consejos para que este famoso problema no te afecte tanto.
Antes de viajar.
Es importante que antes de tomar el vuelo duermas todo lo que puedas, así luego intentarás adaptarte a los nuevos horarios de la zona que viajes con un poco de antelación. Además, hay otros aspectos como por ejemplo mantener una dieta sana y liviana y realizar algo de ejercicio físico antes de viajar también serán de gran ayuda.
Si viajás por trabajo y tenés que asistir a alguna reunión importante en la que debas mostrar tu mejor versión, lo ideal siempre sería llegar al destino un par de días antes para que puedas adaptarte previamente al cambio horario.
Durante el vuelo.
El mejor consejo es dormir en el avión, sobre todo si, durante el vuelo es de noche en tu destino. Para que sea lo más sencillo posible, lo mejor es llevar ropa cómoda y ayudarse con tapones para los oídos o un antifaz.
También hay que procurar mantenerse hidratado en todo momento. Como sabemos, el agua es necesaria para mantener todas las funciones del organismo en marcha, incluida la producción de energía. Por lo tanto, entre los beneficios de beber mucha agua se encuentra el de evitar la sensación de fatiga.
Como el ambiente en los aviones suele ser muy seco, la deshidratación puede facilitar el ‘jet lag’. Eso sí, evita por completo la cafeína y las bebidas alcohólicas. Por último, procura mover las articulaciones o dar paseos en el avión para facilitar la circulación sanguínea.
Después del vuelo.
Una vez finalizado el vuelo, hay que tratar de adaptarte cuanto antes al horario de la zona y para eso es necesario hacer las actividades como si fuera un día normal, a pesar del cansancio, siguiendo los horarios del lugar de destino.
Es recomendable evitar las siestas todo lo que puedas, y si lo hacés, que las mismas no superen las dos horas. También es importante no comer a deshoras y procura estar bien hidratado. Recibir la luz del sol es otra cosa que ayudará en gran medida a que el cuerpo se adapte a las condiciones del nuevo destino, ya que influye en la regulación de la melatonina, que es la hormona que ayuda a sincronizar las células de todo el cuerpo y cumple un importante rol en el descanso y el sueño.