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Aena limita el acceso en Barajas por la presencia de los sintecho


 Madrid, España | La imagen se repite cada noche: decenas de personas sin hogar ocupan bancos, rincones y pasillos del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas en busca de refugio.

Ahora, esta realidad ha escalado hasta convertirse en un conflicto institucional que ha llevado a Aena a tomar medidas inéditas.

La gestora aeroportuaria anunció que limitará el acceso a los terminales durante franjas horarias específicas, permitiendo la entrada únicamente a pasajeros con tarjeta de embarque, sus acompañantes y trabajadores.

La decisión llega tras meses de advertencias, según Aena, al Ayuntamiento de Madrid y a la Comunidad de Madrid, sobre el incremento sostenido de personas sin hogar que pernoctan en el aeropuerto madrileño.

El número estimado supera ya el medio millar, y se trata -en su mayoría- de inmigrantes en situación de vulnerabilidad, atrapados en una tierra de nadie legal y administrativa.

Los sintecho: Un conflicto más allá de las terminales

Lo que comenzó como una situación social puntual ha derivado en una confrontación entre administraciones. Aena ha enviado un requerimiento legal al consistorio madrileño, al que acusa de dejación de funciones y de incumplir su obligación de proporcionar soluciones habitacionales dignas.

La gestora aeroportuaria recuerda que los aeropuertos no están diseñados para vivir, sino que son infraestructuras de paso que no reúnen condiciones para acoger a personas de forma prolongada.

Desde el Ayuntamiento de Madrid, la respuesta no tardó en llegar. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, criticó lo que considera un intento del Gobierno central de trasladar la responsabilidad al ámbito municipal, insistiendo en que hace falta un plan integral de acción social que vaya más allá de desalojos o restricciones. La Comunidad de Madrid también apuntó al Ejecutivo de Pedro Sánchez, reclamando que no «eche balones fuera».

Mientras tanto, el Gobierno central afirma que la atención a personas en situación de sinhogarismo recae directamente sobre el Ayuntamiento y niega que entre los afectados haya solicitantes de asilo. En caso de detectarlos, sostiene, debería haberse activado el protocolo correspondiente, algo que –según el Ejecutivo– no ha ocurrido.

La otra cara de la seguridad aeroportuaria

Con el objetivo de evitar que la situación se deteriore, Aena reforzará los controles de acceso durante las horas de menor actividad aérea. Las medidas no buscan criminalizar a los sintechos, aseguran desde la entidad, sino proteger tanto la actividad operativa del aeropuerto de Barajas como la dignidad de las personas afectadas.

Las organizaciones sociales, por su parte, insisten en que la diferencia con otros aeropuertos, como El Prat en Barcelona, radica en la voluntad política. Reclaman un enfoque humano, coordinado y multisectorial que priorice la atención social por sobre la lógica del control.

Una crisis humanitaria en medio del tránsito aéreo

El caso de los sintecho en el aeropuerto de Barajas pone de manifiesto las grietas de los sistemas de asistencia social en contextos urbanos complejos. Convertido en refugio forzoso para quienes no tienen alternativa, el aeropuerto más transitado de España se encuentra ahora en el centro de una crisis que rebasa las competencias del transporte.

En juego no solo está el funcionamiento de una infraestructura clave, sino la capacidad del Estado para dar respuesta a una emergencia social que ya no puede resolverse con restricciones de acceso o comunicados cruzados.

Mientras tanto, cada noche, cerca de 500 sintecho seguirán buscando cobijo en Barajas, entre vuelos, luces de neón y un silencio institucional que se vuelve cada vez más incómodo.

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