Suecia elimina el impuesto sobre los billetes de avión


La derogación de la flygskatt promete billetes más baratos y mayor conectividad, pero despierta preocupaciones sobre el impacto climático.

El gobierno sueco, en colaboración con los Demócratas de Suecia (Sverigedemokraterna), ha derogado el impuesto sobre los billetes de avión, conocido como flygskatt, a partir del 1 de julio de 2025.

Esta medida, anunciada como parte del presupuesto de otoño de 2024, busca fortalecer la competitividad del sector aéreo sueco y reducir los costos de los viajes aéreos, aunque ha desatado un intenso debate sobre sus implicaciones ambientales.

Fin de la flygskatt: un alivio para la industria aérea

La flygskatt, implementada en 2018, gravaba a los pasajeros con tarifas de entre 76 y 504 coronas suecas, dependiendo de la distancia del vuelo, con el objetivo de reducir las emisiones de carbono y financiar iniciativas ambientales. Sin embargo, la industria aérea y las organizaciones empresariales, como Företagarna, han criticado el impuesto por considerarlo una carga que encarecía los billetes y reducía la conectividad de Suecia con el resto del mundo.

Según un comunicado de Skatteverket, la derogación de la flygskatt elimina la obligación de las aerolíneas de pagar este impuesto por cada pasajero que despega desde un aeropuerto sueco. “La eliminación de este impuesto es un paso crucial para revitalizar el sector aéreo y fomentar un mayor número de rutas internacionales”, afirmó un portavoz del gobierno en SVT Nyheter. Aerolíneas como Norwegian y Ryanair han anunciado planes para expandir sus operaciones en Suecia, lo que podría traducirse en billetes más asequibles y una mayor oferta de vuelos.

Reacciones positivas y expectativas económicas

La medida ha sido bien recibida por diversos sectores. En un artículo de Tidningen Näringslivet, Patrick Krassén, experto en política fiscal de Företagarna, destacó que la flygskatt “carecía de un impacto ambiental significativo” y que su eliminación permitirá a las aerolíneas operar de manera más competitiva dentro del marco del sistema de comercio de emisiones de la UE, considerado más eficaz para abordar las emisiones del sector aéreo. Según estimaciones de Vardagsekonomi, los pasajeros podrían ahorrar hasta 82 coronas en vuelos nacionales y europeos, y hasta 325 coronas en trayectos de larga distancia, como a Estados Unidos o Asia.

La decisión también se percibe como un impulso para el turismo y las empresas en regiones remotas de Suecia. “El transporte aéreo es vital para un país extenso como el nuestro. Esta medida beneficia a ciudadanos, empresas y al sector turístico”, señaló un representante de la industria en Svenska Dagbladet.

Críticas ambientales

A pesar del entusiasmo económico, la derogación de la flygskatt ha generado preocupación entre organizaciones ambientales y académicos. En un análisis publicado por Dagens Nyheter, expertos de la Universidad Tecnológica de Chalmers y el Instituto Real de Tecnología (KTH) advirtieron que la eliminación del impuesto podría incrementar las emisiones de CO2 al abaratar los billetes y fomentar más vuelos. “Es una señal contradictoria en un momento en que necesitamos reducir el impacto climático del transporte aéreo”, afirmó Jörgen Larsson, investigador en aviación sostenible.

Organizaciones como Naturvårdsverket han señalado que, aunque el impacto de la flygskatt en los objetivos climáticos nacionales era limitado, su eliminación podría dificultar el cumplimiento de las metas de reducción de emisiones a largo plazo. En contraste con la decisión sueca, países como Dinamarca planean introducir impuestos similares, según informó Svenska Yle, lo que resalta una divergencia en las políticas ambientales de la región nórdica.

El desafío de las tarifas aeroportuarias

El optimismo de la industria aérea se ve matizado por el anuncio de Swedavia, la empresa estatal que gestiona los aeropuertos suecos, de incrementar las tarifas aeroportuarias en 14,4 coronas por pasajero a partir de 2025. En Tidningen Näringslivet, representantes de SAS y Norwegian expresaron su preocupación, argumentando que este aumento podría contrarrestar los beneficios de la eliminación del impuesto. “Es una ecuación que no cuadrará si queremos atraer más rutas a Suecia”, señaló Charlotte Holmbergh, de Norwegian.

Perspectivas futuras

La eliminación de la flygskatt marca un cambio significativo en la política de transporte aéreo de Suecia, con el potencial de estimular el crecimiento económico y la conectividad. Sin embargo, el debate sobre su impacto ambiental y la sostenibilidad del sector aéreo continúa. Mientras el gobierno defiende la medida como un equilibrio entre economía y medioambiente, los críticos instan a desarrollar alternativas que incentiven la innovación en combustibles sostenibles y tecnologías de aviación limpia.

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