El día que el avión más grande del mundo tocó las aguas del Lago de Valencia, Venezuela
Por Editorial VeN | 28 de Diciembre de 2025
En julio de 1947, cuando la aviación mundial aún debatía su futuro entre el agua y la tierra firme, Venezuela fue escenario de un hecho hoy casi olvidado: el acuatizaje en el Lago de Valencia —o Lago de Los Tacariguas— del Latécoère 631, el avión más grande y pesado que volaba entonces.
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El coloso francés pertenecía a Air France y realizaba vuelos de prueba para planificar rutas aéreas transatlánticas en la posguerra. Provenía de Martinica y transportaba autoridades francesas, incluidos representantes del territorio de ultramar de las Guayanas. No era un vuelo comercial, sino una demostración tecnológica en un mundo que intentaba reconectarse tras la guerra.
Diseñado antes de la Segunda Guerra Mundial, el Latécoère 631 era un enorme hidroavión de seis motores radiales estadounidenses. Pero llegaba tarde a su propio tiempo: su estructura arrastraba fallas y su vida operativa sería breve. Mientras él apostaba por los océanos, el futuro ya se desplazaba hacia aeronaves terrestres como el Lockheed Constellation o el Douglas DC-4, que pronto dominarían los cielos.
No existe total precisión sobre el punto exacto del acuatizaje, aunque hay razones para situarlo cerca de Base Sucre, en Boca de Río, estado Aragua. Las fotografías del momento muestran a oficiales de la Armada Venezolana y de la Fuerza Aérea —aún con uniforme kaki— observando al gigante flotante que parecía desafiar toda proporción conocida.
Aquel día, las aguas del Lago de Valencia reflejaron algo más que un avión: reflejaron el final de una era, cuando el mundo
todavía soñaba con cruzar océanos desde el aire, antes de que los reactores cambiaran para siempre la historia de la aviación.